Recomendaciones para no manchar tus prendas de leche materna
¿Por
qué nadie nos advierte que durante el tiempo de la lactancia una gotea como si fuera una vaca lechera sin
tapón? ¡Es importante saber que si te descuidas en menos de lo que piensas
tendrás un círculo redondo enorme y amarillento en tu blusa: Una mancha de
leche!. Y aunque mi marido haya adorado e incluso considerado un afrodisíaco el
“dulcísimo sabor a lechita de mis pechos” a mí me causo repulsión el sentirme
húmeda 24 horas los siete días de la semana oliendo a producto lácteo. En fin
gajes del oficio de una progenitora….
Cuando yo era pequeña mi madre desprendía un aroma característico. Su
olor era algo que me aportaba una
sensación de tranquilidad, bienestar y seguridad. Recuerdo tantas veces en las
que me quede dormida a su lado envuelta en su tierna fragancia maternal. Nunca
me pregunte a que olía mi madre. Para mí su aroma era tan natural en ella que de
ningún modo me cuestione su procedencia hasta que me convertí en mamá y el olor
volvió.
Entonces el misterio quedo aclarado: Mi madre olía a LECHE. Aja,
sí, a ¡LECHE MATERNA! Todos esos años abrazándola sin saber porque su cuerpo
y su ropa tenían ese aroma. Para bien o para mal Brenda Guadalupe les dio pecho
a sus cuatro hijos un aproximado de un año y medio por cabeza. A unos más a
otros menos. Considerando que yo fui la mayor entenderán que durante casi toda
mi niñez esa fragancia lechosa
representaba todo mi mundo conocido.
Ahora yo a mis 28 años en plena etapa de amamantamiento con mi pequeño Santiago
en brazos era la que olía a leche
materna y esa es la parte que menos me gustaba. Sin mencionar el momento
grotesco que una tiene que vivir si un día por descuido tu pequeño protector
contra lactancia termina olvidado sin haber sido depositado en la basura como
se debe, ya que el olor no será parecido a leche fresca, sino a un desagradable
requesón o lácteo podrido.
Si ya eres mamá y tuviste la dicha de poder alimentar a tu hijo con tu
propia leche estoy segura que te sientes identificada y de seguro te estás
riendo recordando las que habrás pasado, pero si no te recomiendo que corras al
súper y compres protectores de leche
de preferencia de flujo abundante. Te confieso que yo ni siquiera sabía que
existían. Para ilustrarte un poco más te explico que dichos protectores son almohadillas de algodón desechables que
se colocan dentro del sostén para absorber la leche que gotea, las cuales están
hechas de un material similar al de las toallas higiénicas. Actualmente hasta
hay almohadillas de silicón reusables que se adhieren al seno y ejercen una
presión leve en el pezón para evitar que la leche gotee, pero de esas nunca
encontré.
Compra varios paquetes, porque si alguna vez has experimentado la
vergüenza de manchar tu pantalón con flujo sanguíneo, créeme que el derrame lácteo es igual o peor. Nunca creerás cuanta leche es capaz de
contener tu seno hasta que te empapes, ni cuantas gotas por minuto son
derramadas y que por ende deben ser embebidas por un pedazo de esponja de
algodón.
Sin ánimo de publicitar nada (debido a que no recibo un peso por ello)
te recomiendo que compres almohadillas de algodón de la marca GERBER o NUK, yo
las compre en el País vecino, ya que en Mexicali no las encontré a la venta. En
inglés se hacen llamar “Nursing Pads”,
cuestan aproximadamente 5 dólares y te duran alrededor de 15 días. Aquí en Mexicali únicamente encontré de la
marca Pigeon pero la verdad es que no tienen la misma calidad ni capacidad de
retener líquido. Pero si eres de las que creen que debemos utilizar menos
desechable, también existen parches de tela lavables, que en mi caso no me
sirvieron de mucho ya que rápidamente quedaban humedecidos y no podían
protegerme lo suficiente.
Prácticamente cada madre tiene una historia graciosa sobre cuándo le
pasó a ella, pero tú puedes evitar el goteo con los siguientes consejos que
escribo a continuación:
·
Alimente a tu bebé con frecuencia, antes de que
tus senos se llenen demasiado.
·
Los parches de lactancia deben cambiarse cada
vez que amamantes o estén lo suficientemente mojados, por eso lleva repuestos
en tu bolsa si vas a salir de tu casa.
·
Aprende a reconocer la sensación del reflejo que
hace salir la leche, así puedes aplicar una presión leve a tus pezones con tus
antebrazos o cruzando los brazos delante del pecho para prevenir un momento a
vergonzante. También puedes usar un sacaleches y conservar el líquido.
·
Ten siempre una blusa y sostén extra en un cajón
de tu trabajo o en el automóvil para cambiarte en caso de posibles accidentes.
No sé si será verdad porque en mi caso no fue así (¡gracias al cielo!)
pero he leído en publicaciones de revistas electrónicas que algunas mujeres
tienen un goteo ocasional mucho después de que dejan de dar pecho a sus bebés.
¡Para algunas mamás, el goteo continúa incluso un año después de dejar de
amamantar! ¡A esto le llaman el poder de las hormonas!
Si me has estado leyendo hasta este momento quizás estés asustada, ya
que tiendo a dramatizar sobre el asunto. (Aclaro que he dramatizado pero no
exagerado, todo lo que te he dicho hasta aquí me ha sucedido tal cual). Pese a
todo esto déjame decirte que amantar a
tu bebé será una de las experiencias más íntimas y maravillosas que compartan
tú y tu hijo, ya que la leche materna está llena de sustancias que protegen
a tu bebé de una serie de enfermedades, así como contiene las vitaminas y
nutrientes que tu bebé necesita en los primeros meses de vida. Además que como
has escuchado también adelgaza y según algunos estudios recientes podría
reducir el riesgo en las madres de padecer la terrible enfermedad del Alzhéimer,
entre mil y otras maravillas.
Luego del paréntesis cultural sobre las bondades de convertirte en una
vaca lechera que te parece si terminamos este artículo con una última
explicación sobre por qué tú pezones durante los meses de lactancia pueden experimentar
fugas de leche como si estuvieras
viendo una tubería rota donde el agua sale a presión. A mí lo anterior me paso algunas
veces cuando me estaba acomodando el pecho para darle de comer a mí bebe o me estaba
desvistiendo para tomar un baño. La escena era divertidísima. Ver esa presión
de líquido de leche salir con toda su fuerza y de esa manera, era algo demasiado extraño y
curioso a la vez.
Según lo que he investigado la leche puede salir por goteos o chorritos
cuando la mamá está dormida, se está bañando, oye llorar al bebé, piensa o
habla de él e incluso puede gotear al ver fotografías y videos de otro nene que
no sea el suyo.
La explicación es la oxitocina o “hormona del amor” que hace que las
células de los lóbulos de tus senos que producen leche se contraigan y expulsen
liquido hacia el pezón donde tu bebé puede succionarla, lo que algunos llaman
el “reflejo de la leche”, pero si tu bebé no está lactando en ese momento, la
leche puede gotear o incluso salir a chorros.
Como un buen anfitrión de una fiesta, tu cuerpo sabe que es mejor tener
alimento disponible en exceso que no tener suficiente. Aunque esas manchas
mojadas en tu blusa pueden ser un poquito penosas, piensa en el goteo como una
manera natural de asegurar que tu bebé siempre tenga suficiente alimento para
comer.
Bueno, espero que mi experiencia te sirva y si no que por lo menos
hayas pasado un buen rato leyendo sobre mis “momentos lechosos”.
En el próximo artículo hablaré sobre los inconvenientes e incomodidades
dolosas de dar pecho.
Lo he titulado “Muerdepezones:
la tortura de amamantar” escrito donde abordare el tema del agrietamiento
de pezones, mala colocación del seno y fiereza al succionar.
Gracias por tomarse el tiempo de leerme y recuerden que ser mamá es la
mejor de las alegrías
Hasta la próxima!
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