jueves, 12 de septiembre de 2013

Manual de Supervivencia para Madre Primeriza: El primer día del bebé en casa

Después de meses hermosos donde esperaba con gran emoción la llegada de mi hijo, al llegar a casa con él me inundó un miedo tremendo. A pesar de haber deseado tanto tenerlo en mis brazos el verlo tan chiquito y tan frágil me pareció aterrador. El hecho de entender que su bienestar era mi responsabilidad me lleno de un pánico ensordecedor y abrumador. Mi bebé estaba al fin en el mundo con una madre terriblemente asustada, desorientada, perdida y paralizada.
Si estás a punto de convertirte en madre por primera vez continúa leyendo porque en está ocasión tu amiga bloguera del sitio web Mamá California te dará algunos consejos para sobrevivir los primeros días como primeriza y no morir en el intento, aunque si ya has pasado por esto de seguro que te reirás un poco recordando esa primera noche en la que te diste cuenta y exclamaste muy adentro de ti: “Oh Dios, ahora la madre soy yo”.

Una tarde tomas una maleta llena de ropa, pañales, biberones y cuanta cosa necesita tú bebé, sales hacia el hospital con los nervios y la felicidad de que pronto podrás conocer a esa personita que has esperado por tanto tiempo. Al fin sabrás como es su rostro, sus manitas, su sonrisa y su  llanto…
Una vez que ha sucedido el milagro del alumbramiento quizás tus familiares y amigos estarán inundando tu cuarto del nosocomio con flores, peluches y buenos deseos para tu retoño. Todo parece ser maravilloso. Tu hijo está sano y la enfermera o el doctor están al pendiente de él, auxiliándote con las dudas y el cuidado…Pero al día siguiente cuando te encuentras sola tú, tu esposo y el pequeño es cuando la gran pregunta emerge… ¿Y a hora que hago?

Espero no estar asustándote, únicamente quiero contarte mi experiencia y explicarte que sentirte feliz, emocionada y abatida a la vez forma parte del proceso, es algo natural que los nuevos padres se sientan un poco inquietos y tengan temor de cometer equivocaciones o dañar al nuevo miembro de la familia. Por ello surgen interrogantes como éstas: ¿Cómo saber si está enfermo o el llanto es normal? ¿Tendrá hambre o sueño? ¿Cuánto tiempo debe dormir?
Los primeros días siempre son los más difíciles, ya que el cuidado de ese nuevo ser, junto con todo el cansancio físico que conlleva el parto, unido a los cambios de humor debido a la fluctuación de las hormonas y la falta de sueño, puede resultar bastante difícil para muchas mujeres.
Por otro lado aquel que se convierte en padre por primera vez desea tener un manual de instrucciones para saber cómo apoyar a su esposa y proteger a su hijo, enfrentándose así a miles de preocupaciones. Sólo te pido que tanto tú como tu pareja tomen las cosas con calma, porque con el paso de las semanas tendrán la situación bajo control y ambos superarán todas las inquietudes propias de la inexperiencia paternal de los primeros días.
A continuación te dejo algunos consejos que pueden servirte en esta etapa de descubrimiento y adaptación de la asombrosa aventura de convertirte en madre.


Pedir ayuda después del parto
“No! Mi madre no se quedará para ayudarme, ni nos quedaremos a dormir con ella cuando nazca”. “Claro que no me voy a atemorizar ni pedir auxilio como otras mujeres”. Nosotros dos podemos perfectamente encargarnos de nuestro hijo”. Esas fueron algunas frases que llena de orgullo e ímpetu juvenil espeté antes de darme cuenta en que me estaba metiendo. Obviamente a los dos días de haber dado a luz mi progenitora ya estaba en casa apoyando a su espantada hija que incluso tenía miedo de  bañar a su delicado y aparentemente quebradizo crío.
Siempre había criticado a aquellas mujeres que corrían a la casa de sus padres para pedir refuerzo, calificándolas de temerosas o poco independientes. Consideraba innecesaria la mudanza maternal al rescate. Digo, ¿Que tan difícil podría ser hacerme cargo de mi propio bebé?
Sólo les diré que mi esposo fue el primero en pedir desesperadamente la ayuda de su suegra, ya que en mi caso el dolor de la cesárea no me permitía hacer movimientos bruscos, y me obligaba a permanecer acostada la mayor parte del tiempo para evitar que la herida se abriera. Así que entre atenderme a mí, compartir conmigo el cuidado del bebé, cocinar y limpiar la casa el pobre se estaba volviendo loco.
Pese a que tengas un parto natural considera la posibilidad de pedir a familiares o amigos que te echen una mano tanto en la atención del bebé como en las tareas domésticas durante las primeras semanas de vida de tu hijo, que pueden ser bastante caóticas y agobiantes. Probablemente algunos de ellos estarán deseosos de ayudarte y, aunque puedas discrepar con ellos en ciertas cosas, no subestimes su  experiencia.



Prohibido las visitas

Bueno, estoy exagerando, digamos que únicamente debemos limitar el número  de visitas de familiares y amigos en los primeros días de la cuarentena, ya que si de por si atender invitados en tu hogar en un día normal puede resultar un poco cansado, imagínate recién operada y con pocas horas de sueño producto de las interminables tomas de leche de tu bebé.
Porque como has de imaginar ¡Nuevo bebé! Atrae toda la atención y todos quieren conocerlo, por eso en los primeros días, lo mejor es evitar que la casa se llene de gente. Lo ideal es que si viene alguien, pues que venga, pero para ayudar.
Déjame contarte que “la cuarentena” creada por nuestros antepasados es un período de aproximadamente 40 días o seis semanas en los que la nueva mamá sólo tiene que dedicarse a aprender a amamantar, cuidar de su bebé y atenderse a ella misma. Durante ese tiempo, otros miembros de la familia son los que cocinan, limpian la casa y atienden a otros niños, si los hay.
También conocido como el puerperio este es el periodo aproximado que una mamá necesita para que su cuerpo empiece a volver a la normalidad después del parto, por lo que tradicionalmente se usaban una serie de hierbas, remedios y costumbres para ayudar a la recuperación. Una vez pasado estos días se consideraba que la mamá estaba lista para integrarse de nuevo completamente en la vida familiar y social.
Así que si no te sientes con ganas o con fuerzas para recibir visitas o tiene otras preocupaciones, no te culpabilices o te de vergüenza establecer algunas limitaciones.

Practica el cambio de pañal y el baño

Al principio de este artículo describí que me encontraba en estado de shock. No era exageración cuando use la palabra “paralizada” para relatarte como me sentía. Si no me crees pregúntale a mi esposo, quién tuvo que cambiar el pañal la primera vez que estuvimos solos en casa, o quien baño a nuestro hijo. ¡Aja! Estás en lo cierto. ¡Fue él! Te repito que yo me encontraba paralizada del miedo. Veía a nuestro bebé y sentía terror de lastimarlo o quebrarlo.
Creo que está de más profundizar en la cara de decepción de mi esposo al ver que su
“linda mujercita” no era capaz de limpiar las nalguitas de su bebé. Me imagino que ha de ver pensado que eso del instinto maternal era puro cuento chino.
Para que entiendas mejor el cuadro debo confesar que nunca, pero nunca en mi vida anterior había cambiado un pañal. Y durante el embarazo nunca repare en la importancia de aprender el arte de la zapeta, por ello te recomiendo que antes de que llegue tu retoño si tienes una hermana o amiga con quien exista mucha confianza y tenga hijos pequeños pídele si puedes observarla y ayudarla cuando realice tareas como limpiar al bebé, darle el biberón, arroparlo e incluso bañarlo. Contar con ejemplos y poder practicar te hará la realidad más sencilla. De verdad, no es para que te espantes pero si necesitas saber a qué te vas a enfrentar.
Te aconsejo también que cada vez que lo alimentes, bañes o le cambies el pañal  demuestres seguridad y confianza en ti misma, ya que el percibirá inmediatamente tus sentimientos y emociones y si tú te sientes segura le transmitirás una sensación de tranquilidad a tu bebé.


Mientras el bebé duerme, tú también duermes.
Comprenderás que desde la llegada de tu hijo el centro de atención y de todos los cuidados has dejado de ser tú. Ahora todos los mimos serán para esa nueva criatura, sin embargo debes entender que también la mamá necesita estar bien física y mentalmente.
Si como yo eres de las defensoras de la lactancia materna te digo de una buena vez que tu hijo  comerá aproximadamente cada dos horas, lo cual es sumamente agotador. Por ello debes procurar encontrar un espacio para tomar respiro y recuperar las fuerzas perdidas, el cual puede ser cuando tú nene también está descansando. Por favor, no te quieras hacer la fuerte y escucha bien aquella frase que dice: “Cuando él bebé duerme, la mamá también duerme”.
Los recién nacidos no distinguen cuando es de día y cuando de noche, ósea que te aseguro que por lo menos lo alimentarás dos o tres veces en la madrugada, por ello y para que no te fatigues tanto trata de descansar cuando tu bebé esté dormido, además si tú estás descansada y relajada, favoreces la producción de leche. Si te es posible, prepara antes de dar a luz una serie de comidas congeladas para cubrir al menos dos semanas y así tengas una preocupación menos.



Y sobre todas las cosas no juzgues tu desempeño como madre, ni el de tu pareja como padre
Algo que es indiscutible es que sus vidas han cambiado y el proceso de adaptación y aprendizaje tomará un tiempo, pero debes estar seguro que no existen otras personas en el mundo que sientan más grande amor por tu hijo. Sus padres son los únicos que siempre lo amarán incondicionalmente y por lo tanto son los idóneos para cuidarlo, protegerlo y criarlo. Si cometes tú o tú marido algún error no se juzguen ni se martiricen, créeme que sus papás y los tuyos estuvieron en la misma situación y mira, sobrevivieron. O al menos eso espero yo… bueno, por lo menos siguen con vida y eso ya es ganancia.


Así que sonríe y da gracias a Dios, al cielo, al sol o a lo que creas porque tu vida ha sido bendecida grandemente. Y aunque toda bendición tiene su manda, créeme que has recibido el mejor regalo que un ser puede tener. Porque no solamente das a luz un hijo, sino que tienes la oportunidad de criar a un hombre o a una mujer que pueda convertirse en un héroe o una heroína para la humanidad, en un millón de sentidos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario